Marte 3

No es difícil sentirse solo en Marte, hasta un robot llora inadvertido cuando se pierde el contacto. La motricidad de sus ruedas, que la electricidad activa aquí y en los confines del universo se detiene imprevistamente. La rueda se hunde en la arena. El sol microscópico incide sobre sus placas, la rueda se libera y sale, el robot rueda desolado por la planicie. Grita en la atmósfera tenue y apenas si se advierte en el ocaso marciano, recóndito como una ambulancia bajo el mar.

Courtesy NASA/JPL-Caltech.

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